Durante este periodo antropocéntrico (que el hombre es el
centro del mundo) podemos ubicar a
grandes pensadores como René Descartes y su famosa frase “Pienso, luego existo”.
Para Descartes es evidente que la idea de un ser perfecto no
puede provenir de los seres humanos que somos imperfectos, por lo tanto, tiene
que provenir de un ser perfecto.
Descartes en uno de sus escritos pone como centro de problematización
la existencia.
¿De que podemos estar seguros?
Si muchas veces nuestros propios sentidos nos fallan, como
confiar de lo que ya nos fallo una vez? A la vez la poca diferencia que hay
entre la realidad y los sueños nos hacen dudar mas sobre que es real y que no,
quien nos podría negar con total certeza de que no vivimos en un sueño?
Lo único certero es que somos una cosa que piensa, de ahí viene
la frase “pienso, luego existo”. Seamos corpóreos o no, lo único que no podemos
negar es que somos algo que piensa.
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